El feedback (retroalimentación) es un elemento básico de la comunicación. Como hemos visto, el receptor no deja de emitir información mientras escucha.
El feedback es la información que entrega el receptor al emisor en relación a cuál es el mensaje que ha recibido, cómo lo ha entendido o qué no ha comprendido. Esta información es fundamental para saber si el mensaje está siendo transmitido correctamente o no (de acuerdo a nuestras expectativas).
Para asegurarnos que lo que estamos diciendo ha sido comprendido de acuerdo a lo que nosotros queremos que se comprenda, resulta necesario “leer” en nuestro interlocutor la información que nos entrega sobre la manera en que está recibiendo el mensaje.
Aquí entra en juego tanto la observación de la fisiología del receptor como la atención que prestamos frente a su comportamiento frente a nosotros. Por ejemplo: si observamos en el rostro del receptor muestras de incomprensión, será una buena ocasión para revisar la manera en que estamos transmitiendo la información.
Lo importante es estar abierto al flujo de informaciones que el receptor emite. Ese flujo de informaciones –donde incluso pueden vislumbrarse sentimientos y sensaciones– debe servirnos como guía para encontrar la mejor manera de transmitir información.
Al respecto, es importante distinguir muy bien aquellas informaciones que provienen efectivamente del receptor y aquellas informaciones que nosotros mismos generamos acerca del estado del receptor. Es decir, hay que distinguir los fenómenos que realmente el receptor experimenta y las proyecciones que le podemos llegar a atribuir subjetivamente. El coach debe preocuparse especialmente de no imponerle al coachee interpretaciones sobre cómo está interpretando la información.