En cada acto de comunicación los interlocutores tienen una intención. Es decir, que en cada acto de comunicación los interlocutores persiguen un objetivo. Los objetivos perseguidos pueden ser de muy diversa índole, y pueden ir desde querer conseguir una autorización, establecer un vínculo afectivo particular, amonestar, etc.
La intención a veces puede ser explícita. Otras veces, en cambio, la intención permanece como un elemento subyacente al proceso de la comunicación.
Para realizar una comunicación eficaz, es recomendable tener conciencia de la intención que se tiene. De esa manera, la formulación del mensaje se adaptará al contexto, con el objetivo de hacer que la intención del mensaje sea claramente comprendida por el receptor. Tener presente la intención nos permite reformular nuestro mensaje de acuerdo a los cambios de la situación.
El Coach Integral tiene una intención complementaria, la de ayudar al coachee a generar nuevas alternativas para lograr un cambio. Esta intención debe guiar el proceso de comunicación de la sesión.
La intención es un elemento importante de la comunicación. Es el horizonte de la comunicación. Es importante “focalizar” la intención, es decir, centrar la comunicación sobre la intención y que se la evalúe, tanto para dirigir su comportamiento hacia su realización como para examinar su pertenencia a la luz de los cambios contextuales.